domingo, 9 de febrero de 2014

Problemas vinculados con la diversificación empresarial




Existe abundante evidencia tanto teórica como empírica que ha contribuido a enriquecer las aportaciones sobre el estudio de las estrategias de diversificación seguidas por las empresas. Muchos de los estudios sobre diversificación empresarial centran su atención en cuestiones tales como ¿por qué diversifican las empresas?, ¿cuáles son las formas posibles de diversificación?, ¿es preferible la diversificación mediante crecimiento interno o externo?, ¿cuál es la mejor forma de medir el grado de diversificación de una empresa?, ¿cómo se consiguen crear y explotar sinergias dentro de la empresa diversificada?, etc.

Del análisis de las medidas propuestas se pueden deducir tres criterios, que representan ópticas distintas de acercarse al mismo fenómeno, a partir de los cuales se pueden establecer diferentes tipologías de medidas sobre diversificación.

El aspecto de la diversificación que se trata de medir:
La extensión o el grado de diversificación en la empresa, es decir, la mayor o menor diversidad de su cartera de negocios.
La dirección de la diversificación, que identifica el nivel de relación existente entre los distintos negocios, según si éstos se encuentran relacionados o no relacionados.
El modo o método de diversificación, que pone de manifiesto la forma mediante la cual se hace la diversificación, según sea de crecimiento interno (inversiones que realiza la empresa) o externo (a través de fusiones y adquisiciones).

El enfoque adoptado para la medición:
Medición objetiva: basada en criterios objetivos, sin introducir juicios de valor sobre el objeto de estudio por parte del investigador.
Medición subjetiva: basada en la utilización de criterios o juicios de valor por parte del investigador.

Los niveles de las medidas utilizadas:
Medidas continuas: a través de variables continuas que miden distintos aspectos (extensión, dirección o método) de la diversificación.
Medidas categóricas: basadas en la definición de categorías de estrategias sobre las cuales se establecen criterios para poder incluir una empresa en una de las categorías.

De las tres clasificaciones anteriores, la más desarrollada es la tercera que diferencia entre medidas continuas y medida categóricas, en buena medida, porque incorpora implícitamente algunos de los aspectos considerados en las otras dos categorías. A continuación, se realiza un breve análisis comparado para conocer sus ventajas e inconvenientes.

Medidas continúas
Las medidas continuas se basan en los sistemas de clasificación industrial propuestos por distintos organismos, tanto públicos como privados, y tratan de clasificar la actividad de cada empresa dentro de un sector industrial. Estos organismos son ajenos a la empresa, lo que garantiza la objetividad de la medida.

Las principales ventajas que presentan estas medidas son:
Su naturaleza objetiva y la facilidad de cálculo o medición (donde ambas ventajas se deben a que se basan en una clasificación ya establecida).
El menor tiempo requerido y el costo para la clasificación de la empresa, puesto que no se requiere observar y analizar demasiada información de cada empresa.

Sin embargo, no están exentas de limitaciones.
En primer lugar, las reglas para la definición del sector no están perfectamente definidas, y si bien prevalece un criterio de oferta, basado en la similitud de procesos productivos, también se debería emplear un criterio de demanda;
En segundo lugar, la precisión con que está definido el producto no tiene por qué ser siempre idéntica, aun dentro del mismo nivel de desagregación, por lo que el grado de “amplitud” en cada sector es distinto.
Las distancias entre los sistemas de códigos de clasificación industrial no pueden medirse mediante ningún ratio o escala de intervalo.

Sin embargo, a pesar de los problemas que siempre incorpora la utilización de clasificaciones sectoriales para la valoración de la diversificación, su uso es generalizado, ya sea por su objetividad, por ser una nomenclatura estándar y por su disposición o acceso a tal clasificación.

Medidas categóricas
En cambio, las medidas categóricas fueron desarrolladas principalmente por especialistas en el área de estrategia empresarial, son de naturaleza cualitativa y además permiten distinguir el tipo de estrategia de diversificación que poseen las empresas.

Es una tipología de carácter subjetivo (aunque también involucra medidas objetivas) que trata de recoger no sólo el grado de diversificación de una empresa sino también el tipo de relación que existe entre los negocios de la misma. En esencia, esta tipología de medición tiene su origen en la propuesta de Wrigley, posteriormente ampliada por Rumelt, y ha dado lugar a las categorías estratégicas de Wrigley/Rumelt. Esta clasificación se basa en la utilización de tres ratios:

Ratio de especialización productiva (RE):
Es el porcentaje de la cifra total del negocio o de los ingresos de la empresa que corresponden a la actividad principal, es decir, aquella actividad en la que la empresa obtiene la mayor parte de sus ingresos.

Ratio de relación (RR):
Es el porcentaje de la cifra total del negocio o de los ingresos de la empresa que corresponden al mayor grupo de negocios relacionados principales que posee la empresa.

Ratio vertical (RV)
Representa la proporción de las ventas o ingresos de la empresa que surgen atribuidas a la cadena de integración vertical.

Wrigley observó que las empresas optan por diversificarse en gran medida o por no hacerlo apenas (por ello, la mayoría de las empresas presentan una ratio de especialización por encima del 80% o por debajo del 60%). De esta forma, la existencia de una cierta discontinuidad en el intervalo 80-60% es el argumento utilizado para fijar el 70%, es decir, la línea de demarcación entre las empresas diversificadas y las especializadas en una actividad.

No obstante, el principal inconveniente de esta forma medida es su subjetividad, ya que requiere la introducción de juicios por parte de la persona que clasifica, tanto para definir cuáles son los negocios de la empresa como el grado de relación o proximidad existente entre ellos, lo cual puede ocasionar que diferentes investigadores pueden llegar a clasificar a las empresas de distinta forma.

Además, algunos investigadores han cuestionado la “fiabilidad” de las asignaciones categóricas de Rumelt, y que aunque la metodología tiene la fortaleza de realizar consideraciones de datos de la empresa, tanto cualitativas como cuantitativas, esta fortaleza podría volverse una debilidad si los criterios categóricos de un investigador no pudieran ser sistemáticamente reproducidos. Es decir, la consideración de estos tipos de datos es difícil de aplicar en la práctica y están sujetos a preguntas acerca de la fiabilidad y las clasificaciones específicas del investigador.

María José Pérez Rodríguez termina su artículo afirmando que “para la elección de la medida de la diversificación es importante considerar el objetivo concreto del estudio, la disponibilidad y la fiabilidad de los datos”.

Conclusión
La forma de medir la diversificación de la empresa es un problema relevante que ha interesado tanto a los académicos del área de la Dirección de Empresas como a los profesionales y ejecutivos responsables de su aplicación práctica. Son muchos los trabajos aparecidos en la literatura que proponen distintos instrumentos de medida de la variable diversificación, tanto relativos a la identificación del grado como de la dirección de la diversificación empresarial. Sin embargo, el acceso a la información apropiada y la dificultad para medir impiden identificar la estrategia corporativa fácilmente.

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