En la actualidad,
casi todos los países que conforman Latinoamérica generan grandes esfuerzos
para consolidar la integración. Sin embargo, a pesar de las razones históricas
y culturales que justifican dicha integración, existen también serios
obstáculos que la dificultan.
Es
importante tener presente también que la integración de América Latina no puede
ser analizada aisladamente. Tiene una historia, se da en un continente donde ha
sido constante el ejercicio del dominio de las distintas potencias a través de
sus diversas etapas (España, Inglaterra, Estados Unidos) y donde se intenta
maximizar las economías nacionales y en el que los vínculos entre países están
dificultados por guerras pasadas. De cualquier forma, conviene tener en cuenta
que la integración regional se realiza en el interior de otra integración, la
que vincula a los países de América Latina con el mercado mundial.
La
homogeneidad cultural e histórica (en cuanto a idioma, religión y tradición
jurídica) y la continuidad geográfica han hecho pensar que la formación de una
comunidad de naciones latinoamericanas no encontraría los obstáculos presentes
en otras latitudes y permitiría una realización más plena de la identidad y las
potencialidades de la región.
América
Latina lo tiene todo para echar a andar el proceso integrador: una misma
lengua, un mismo origen, un destino común y un gran potencial de recursos
naturales. Pero hasta ahora le ha faltado lo principal: visión de futuro,
voluntad política, generosidad y solidaridad entre las naciones que la
integran.
No es necesario ningún requisito en
particular para realizar la integración económica entre los países de América
Latina. Sólo sería necesario acordar el establecimiento de la libertad de intercambios de mercancías y la libre
circulación de los servicios productivos, aboliendo todas las barreras
artificiales que pudieran oponerse a dicho propósito. No hay requisitos
particulares y previos porque la acción de los mecanismos del mercado tendría
la virtud de transmitir automáticamente el crecimiento de los polos a la
periferia
La integración latinoamericana implica
superar las dificultades por las que atraviesan los esquemas existentes en la
región y que son sobretodo de orden político.
En primer lugar, se plantea el problema de la
politización del comercio, es decir, cómo los antagonismos políticos, en términos
de ideologías o de políticas públicas, priman sobre las ganancias que tendrían
los países integrándose.
Este problema fue resaltado en el caso de la
CAN que se encuentra en una fase de crisis por falta de consenso político.
Mientras Colombia y Perú están negociando TLC (Tratados de Libre Comercio) con
Estados Unidos, Venezuela decidió por un lado retirarse e integrar MERCOSUR y
por otro lado crear el nuevo eje de integración ALBA al cual adhirió también
Bolivia. Esto se debe a una polarización política de los presidentes de los
países miembros. Cabe aquí preguntarse sobre la importancia de hacer de la
integración regional una política de Estado más que una política de gobierno,
sujeta a fluctuaciones políticas e ideológicas.
En segundo lugar, los diferentes
bloques deben superar las asimetrías entre los países miembros. En el caso de
la CAN, se habla de asimetrías estructurales que pueden tender a incrementarse
con los intercambios y para las cuales no son suficientes las políticas
arancelarias. Los países miembros deben trabajar en la cooperación para el
desarrollo productivo y social, creando fondos específicos para esto. En el
caso de los países centroamericanos, se menciona a Honduras y Nicaragua como
los Estados más necesitados de una política complementaria de este tipo.
En tercer lugar, se trata de concebir
la integración cómo un proceso cultural y social que vaya más allá del
intercambio comercial. Para esto es necesario efectuar un trabajo sobre la
identidad y el conocimiento mutuo.
¿DE QUÉ MANERA SE
AFECTA LA SITUACIÓN SOCIAL Y LOS DERECHOS HUMANOS EN LOS PROCESOS DE
INTEGRACIÓN?
Son diversas las funciones que los
derechos humanos desempeñan dentro de procesos de integración comunitaria. A la
luz de la evolución de la integración europea, cabe afirmar que estos derechos
adquieren significación en dichos procesos en cuatro dimensiones: como
fundamentos o bases de la integración; como principios de cuya observancia
depende la incorporación o permanencia de un Estado en el acuerdo de integración;
como valores que deben ser promovidos, y como exigencias que deben ser
respetadas por los órganos y el ordenamiento comunitarios.
a) Como
fundamentos o bases del proceso
Los derechos humanos representan uno de
los pilares sobre los que descansa la integración, además de nutrir el acervo
de valores compartido por los Estados miembros. Esto no implica, que la
protección de los derechos humanos figure entre los fines de la Integración,
pero sí supone un reconocimiento de su condición de principios que informan el
proceso integrador.
b) Como principios cuya preservación
permite la incorporación o mantenimiento de un Estado en el acuerdo de
integración
Una manifestación relevante de la
importancia de los derechos humanos en los procesos de integración es el
reconocimiento del respeto a los mismos como una condición para el ingreso de
un Estado a la organización correspondiente o para su permanencia en ella. La
incorporación de esta condición en los respectivos tratados se asemeja a la
llamada cláusula democrática contemplada en varios instrumentos internacionales
e incluso en los propios acuerdos de integración comunitaria
c) Como valores que deben ser promovidos
Los derechos humanos también representan
valores que deben ser considerados y promovidos en el diseño y ejecución de
ciertas políticas de la Integración comunitaria.
d) Como exigencias que deben ser
respetadas
Uno de los aspectos capitales de la
penetración de los derechos humanos en los procesos de integración bajo estudio
estriba en su condición de límite o barrera respecto del ejercicio de las
competencias de las instituciones comunitarias y de la actuación estatal
enmarcada en el Derecho comunitario. Es aquí donde mejor se aprecia la
virtualidad jurídica de estos derechos en el sistema de integración
Una
manifestación relevante de la importancia de los derechos humanos en los
procesos de integración es el reconocimiento del respeto a los mismos como una
condición para el ingreso de un Estado a la organización correspondiente o para
su permanencia en ella. La incorporación de esta condición en los respectivos
tratados se asemeja a la llamada cláusula democrática contemplada en varios
instrumentos internacionales e incluso en los propios acuerdos de integración.
El
Derecho internacional de los Derechos Humanos es muy claro al enfatizar la
primacía de los derechos humanos reconocidos por los Estados. Sin embargo, existe
preocupación en el sentido de que en la práctica empiece a prevalecer el
derecho comercial sobre los derechos humanos, dicha preocupación está
fundamentada en dos aspectos jurídicos y la teoría de fondo detrás de los
TLC’s:
a)
Los
tratados internacionales, según la mayoría de las constituciones, son ley
suprema. Pero en caso de controversia sobre la primacía de los TLC y la
legislación nacional, se ha estado dirimiendo en paneles arbitrales
internacionales, los que únicamente toman en cuenta los compromisos contraídos
en el propio tratado. Ello puede llevar a que en los hechos prevalezcan sobre
la constitución nacional.
b)
Los
tratados de libre comercio mayormente consignan los derechos de las empresas y
los inversionistas. A de los diferencia,
los tratados de derechos humanos que protegen los derechos de todas las
personas por igual y dan protección especial a los grupos vulnerables de la
sociedad y los cuales cuentan con mecanismos internacionales efectivos para
asegurar su cumplimiento. ¿Puede ser que las limitaciones sobre la
justiciabilidad de los derechos humanos, especialmente los económicos, sociales
y culturales llevarán a que prevalezcan los derechos de las empresas sobre los
derechos humanos?
c)
El
fondo de los TLC no es sólo favorecen el libre tránsito de las mercancías, sino
que también desregulan y limitan la intervención de los Estados nacionales en
la economía para dejar la dinámica económica a la “fuerzas del mercado” ¿Es
esto compatible con la preeminencia de
los derechos humanos? ¿El mercado y la competencia pueden por sí mismos
garantizar la vigencia de los derechos humanos? Si los Estados son los garantes
y responsables de la vigencia de los derechos humanos, ¿limitar sus capacidades
para regular la economía es la mejor
forma de promover la vigencia de los mismos?
Con relación a la
cuestión laboral, existen en los tratados la llamada “Declaración
Socio-Laboral”, la cual además de
consolidar una base de principios y derechos en el área del trabajo,
constituye una respuesta al tema de la vinculación del trabajo con el comercio.
En la Declaración, en el caso de MERCOSUR, se señala explícitamente que la
misma no podrá invocarse ni utilizarse
para otros fines que no estén en ellos previstos, y en particular, su
aplicación a cuestiones comerciales,
económicas y financieras (art. 25 de la Declaración).
La Declaración
Socio-Laboral, define los principios y derechos en el área del trabajo, tanto
individuales (no discriminación, promoción de la igualdad, derecho de los
trabajadores migrantes y fronterizos, eliminación del trabajo forzoso,
trabajo infantil y de menores, derecho
de los empleadores) y derechos colectivos (libertad de asociación, libertad
sindical, negociación colectiva, huelga, diálogo social) y define otros
derechos entre los cuales el fomento del empleo, la protección de los
desempleados, la formación profesional y el desarrollo de recursos humanos, la
salud y seguridad en el trabajo y la seguridad social.
El papel de los derechos humanos en los
procesos de integración
Son diversas las funciones que los
derechos humanos desempeñan dentro de procesos de integración comunitaria. A la
luz de la evolución de la integración europea, cabe afirmar que estos derechos
adquieren significación en dichos procesos en cuatro dimensiones: como fundamentos
o bases de la integración; como principios de cuya observancia depende la
incorporación o permanencia de un Estado en el acuerdo de integración; como
valores que deben ser promovidos, y como exigencias que deben ser respetadas
por los órganos y el ordenamiento comunitarios. Examinaremos como se reflejan
estas dimensiones en la integración europea y en la integración andina
Fuentes consultadas
CAETANO, Gerardo (2006): Integración
regional y estrategias de reinserción internacional en América del sur. En:
Revista Nuso, 219, pp. 157-172.
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