Introducción
La
evolución de la auditoría siempre ha estado enmarcada con las crisis
económicas y financieras sufridas en el mundo, entre las más importantes se
encuentra la crisis financiera sufrida por los Estados Unidos en los años 30,
esto ha generado pérdida de confianza del público en la auditoría, lo anterior
motivó al AICPA (Instituto Americano de contadores públicos certificados), a
emitir las normas de auditoría generalmente aceptadas (NAGA). Nuevamente a
principios de los años 2000, se presentan otros casos de crisis de confianza
pública, entre los más conocidos se destacan Enron, WordCom, Boeing Co,
Parmalat entre otros, todo lo anterior se debió a manejos fraudulentos por
parte de directivos y administrativos, crecimiento de la corrupción por parte
de los funcionarios de alto nivel, conflicto de intereses entre las firmas de
auditores y los auditados, pérdida de valores por parte de los auditores,
contabilidad creativa, mala conducta y uso privilegiado de información entre
otras. El documento “Estado Actual y Futuro Próximo de la Auditoria” pretende presentar el estado del arte de la
auditoria a nivel Internacional y colombiano, estableciendo en forma sucinta
los esquemas paradigmáticos que han predominado en nuestro país hasta el
momento. Asimismo se trata de avizorar el futuro próximo de la auditoria, no
prediciéndolo sino tratando de crearlo.
Antecedentes
La
profesión de la Auditoría o Contaduría Pública es una profesión joven, a pesar
que desde la Colonia Española el Rey se cuidaba mucho de enviar “contadores”
para que le rindieran cuentas de la gestión de los adelantados, sin embargo, el
Gobierno Británico reconoció a los Contadores Públicos recién en el año 1854 y
en Estados Unidos, el antecedente más antiguo se remonta al año 1896, con los
Contadores Públicos Asociados de la ciudad de Nueva York, Pennsylvania que los
reconoció en 1899 y Maryland en 1900.
Durante
la Revolución Industrial la economía se desarrolló en base a una estructura de
empresa familiar donde la propiedad y la dirección de sus negocios confluían en
las mismas personas, que, por tanto, no sentían ninguna necesidad de la auditoría
independiente ni tampoco estaba imponía por la normativa legal.
Durante
el siglo XX y con la aparición de las grandes sociedades, la propiedad y la administración
quedó separada y surgió la necesidad, por parte de los accionistas y terceros, de
conseguir una adecuada protección, a través de una auditoría independiente que
garantice toda la información económica y financiera que les facilitaban los
directores y administradores de las empresas. Como resultado, en este periodo, las
operaciones debían ser miradas por ojos diferentes de quienes las realizaron.
Esta necesidad era obligada por la confianza privada que pretendía la
protección del patrimonio y evitar los problemas de orden tributario. La
existencia de una economía mundial globalizada aumentó en forma extrema la complejidad
del entorno de las organizaciones, pues las empresas deben responder en forma inmediata
a los cambios so pena de desaparecer.
El
siglo XXI presenta un mundo cambiante, casi permanentemente, por los efectos de
la revolución tecnológica, la investigación científica, el incremento
vertiginoso del conocimiento, la depuración y perfeccionamiento de los sistemas
de información y la internacionalización de los mercados, por lo que el
fenómeno de la globalización parece no tener límite, generando una diversidad
de operaciones que realizan y abarcan les organizaciones, así como la aparición
de corrientes empresariales, institucionales y de gobierno relativas a niveles
de calidad, altos rendimientos y competitividad. Estos cambios se reflejan
necesariamente en la información captada y producida por la organización.
Las
Normas Internacionales de Contabilidad de la antigua IASC han sido revisadas y
modificadas en su totalidad, conociéndose actualmente como Normas
Internacionales de Información Financiera (NIIF), las cuales son emitidas por
la Fundación IASB. De igual manera las Normas Internacionales de Auditoría
(NIA) emitidas por la IFAC (International Federation of Accountants) fueron
recontextualizadas mediante la emisión de las Normas Internacionales de
Aseguramiento (Atestación) de la información.
El
proceso de la auditoría se hace más complejo en este contexto y su enfoque debe
orientarse a responder los requerimientos del medio. Esto implica establecer
procedimientos más eficientes que cubran las nuevas exigencias pero que representen
menores costos para aumentar las condiciones de competitividad, tanto para las empresas
auditadas como para las firmas de auditoría. Frente a este panorama la nueva auditoría
implica el conocimiento integral del negocio auditado, la evaluación de riesgos
centrada más en el entorno cambiante, profunda planeación estratégica y
utilización extensiva de nuevas tecnologías de información y comunicación que
tienen influencia en los procedimientos de auditoría a aplicar.
Este
enfoque implica un análisis del entorno de la empresa, enfatiza el conocimiento
estructural y organizativo de la misma y comprensión total del negocio, antes
que las transacciones internas como lo hace la auditoría financiera
tradicional.
El
futuro próximo de la Auditoría
La
crisis derivada de la quiebra de Enron y la participación en la misma de una de
las grandes firmas transnacionales de auditoría ha producido una gran desconfianza
entre los inversionistas del mundo globalizado y obliga necesariamente a repensar
la forma en cómo se está ejecutando la auditoría y cuáles son las necesidades
actuales de las empresas en el siglo XXI. Para lo anterior es necesario
determinar cómo se ha realizado hasta el momento la auditoría y cuál debe ser
el futuro de la misma para responder a lo que las organizaciones requieren y no
estar condenada a desaparecer por ineficaz.
La
auditoría a principios del siglo XX fue orientada al control de las grandes
corporaciones, que eran las únicas que podían pagar los altos costos del proceso,
para garantizar la razonabilidad de los estados financieros al público
interesado en
invertir
en las mismas. Este trabajo era desarrollado por un equipo de muchas personas y
elevadas y costosas horas hombre. Básicamente consistía en la inspección de
activos y verificación y validación de las de transacciones económicas constitutivas
de la información (aseveraciones) de los estados financieros.
A
mediados del siglo se inició el reordenamiento de la auditoría financiera, pues
su aplicación se extendió a empresas de diversos tamaños, se desarrollaron y
profundizaron conceptos de planificación, análisis de los sistemas de control interno,
técnicas de muestreo, muestreo estadístico y pruebas de auditoría, aumentándose
la eficiencia del proceso de auditoría, pues la verificación y validación se
realizan sobre las transacciones representativas teniendo en cuenta su
importancia relativa y riesgo probable con lo cual se disminuyeron
significativamente las horas de trabajo y el costo global de la auditoría.
Una
limitante de la auditoría financiera es centrarse exclusivamente en los
aspectos financieros de las organizaciones, sus técnicas se orientan a detectar
fraudes cometidos por la administración y la razonabilidad de las afirmaciones
contenidas en los estados financieros, sin mayores preocupaciones por aspectos
no financieros y su evaluación del control interno se limita al aspecto
contable y no al de estrategia, gestión, resultados, cumplimiento de
disposiciones, asuntos organizacionales y ambientales, todos los cuales son
objeto de otras especialidades de sus portafolios de servicios de seguridad
razonable; la auditoría financiera encuentra grandes limitantes para constatar
la violación de normas legales y el surgimiento de responsabilidades
consecuentes.
Las
limitaciones de cobertura de la auditoría se complementan con la práctica de
pruebas selectivas que permiten errores o como técnicamente se les denomina, riesgos
del trabajo, para su efectividad, puesto que la mayoría de transacciones
contables y todas las actividades no contables, en la consideración de
contabilidad financiera, quedan fuera de tiro para la evaluación, porque la
auditoría no es control.
Los
auditores conocen poco de las actividades de sus clientes porque su relación es
eventual, preliminar y final, son las visitas realizadas, no hay continuidad en
las evaluaciones, no hay un verdadero conocimiento de las características de
los negocios auditados, de sus prácticas administrativas y ello explica la
perplejidad de las víctimas de los descalabros financieros.
La
laxitud de los informes de auditoría es actor central de la crisis de
confianza, se origina en las características del modelo, antes que en la
negligencia de sus ejecutores, se materializa en su limitada cobertura, la
carencia de oportunidad, la aplicación de muestreos y el lenguaje evasivo de
los informes estandarizados, que contribuyen a la impunidad de las
irregularidades por la imposibilidad o dificultad para su detección.
Auditoría
Integral
En
el siglo actual se debe hablar de una auditoría integral, que comprenda una
evaluación del sistema de control interno y una auditoría de las operaciones de
la entidad para establecer eficiencia, efectividad y economía de sus actividades,
una auditoría social y una auditoría medioambiental, consideradas en conjunto
con un enfoque de sistemas y no como la sumatoria simple de auditorías. Ninguna
es más importante que las otras, ni puede considerarse la auditoría integral
como una extensión de la tradicional auditoría financiera. La auditoría
integral es un sistema y posee las propiedades de todo sistema, siendo la
principal la sinergia, pues actuando como sistema producen un mayor efecto que
si se consideran en forma individual.
El
concepto de auditoría integral empieza a tener su asentamiento, porque las empresas,
los gobiernos, los usuarios de la información y obviamente los auditores ven la
necesidad de cambiar las viejas estructuras de evaluación financiera que
generalmente se realiza en forma esporádica, por una de carácter permanente,
con cobertura total, para lo cual debe utilizar todas las herramientas
existentes de auditoría, ser agente del cambio mediante la evaluación del
control interno, del desempeño, del cumplimiento de normas legales, de los
sistemas, de los aspectos del medio ambiente y de los estados financieros, en
busca del mejoramiento institucional, a través de sugerencias, instrucciones e
informes, y por cuanto es más fácil evaluar controles que filtran los errores y
desviaciones antes o en el momento en que ello suceda, a descubrirlos en forma
posterior.
Conclusiones
Debido
a que las Auditorías tradicionales han venido perdiendo su importancia por la
fragmentación, por su poca cobertura y por lo bajo de los resultados obtenidos
en cuanto al empeño que despierta en la administración, considero que el futuro
de la Auditoría, se debe desarrollar mediante el modelo de la Auditoría
Integral, sinónimo de revisoría fiscal, en
gran medida por la necesidad de los usuarios de la información de tener
resultados amplios, de cobertura total y en el que los auditores participan en
forma permanente en el desarrollo de sus labores, dando seguridad razonable a
todos los informes que se entregan y haciéndose acorredores a la confianza pública, que es la razón de ser
de los contadores públicos, únicos profesionales que pueden dar fe pública, de
los hechos económicos de las empresas.
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